Cuánto tiempo sin pasarme por aquí. Apoyando la campaña de mi mamá #siguesiendoverano, me sumo con un post para mis amigos perrunos. El otro día me llevaron a la playa canina de Pinedo y quiero contaros qué tal la experiencia.
Era la primera vez, me habían llevado de pequeño a la playa en temporada baja, pero arriesgándose a ser multados porque no podíamos estar. Yo que lo único que hago es hacer dos bolitas de caca y que mis padres recogen y tiran a la basura, no podía pasear por la playa pero la gente podía fumar y generar un montón de basura (que unos recogen y a otros se les olvida).
Pero bueno, sin entrar en esa polémica... quería contaros que en Pinedo han acotado una pequeña zona, justo al lado del puerto de la ciudad, para que podamos disfrutar del agua y corretear por la arena. Tienen cubos de agua para que podamos beber, bolsas de plástico para que nuestros humanos recojan nuestros regalitos y palos de madera para que puedan atar la correa.
Las normas indican que no podemos ir sueltos, aunque nosotros llegamos por la tarde (sobre las 18:30h.) y casi todos estaban sueltos. Aún así mis papás cumplieron las normas y yo iba correctamente con mi correa todo el rato, corriendo de un lado para otro mientras volvía loca a mi madre que no le dejé sentarse ni un minuto. Sé que muchos podéis pensar que para que queremos una playa canina si no podemos ir sueltos... cada perro es un caso y por ejemplo mis papás sabes que voy más seguro con correa, sobre todo desde que le tengo miedo a algunos colegas desde que me mordieron 2 veces en menos de un mes. Cada uno sabe su caso, sabe si su perro es obediente, peligroso... los adultos tienen que estar pendientes de nosotros en todo momentos y ser ellos los verdaderos responsables de nuestra conducta.
Aluciné en colores, no recordaba la impresión que da que te venga la ola. Lo que más me gustó fue revolcarme en la arena, hacer agujeros buscando tesoros y corretear haciendo carreras con mis papás. Eso sí, estuvimos hora y media y al salir parecía una croqueta... me llevaron directamente a la ducha (pero eso os lo cuento en el próximo post).
Hay poquito espacio, pero yo creo que conforme pase el tiempo y demostremos que nosotros no somos sucios (sucios son algunas personas) igual ceden más espacio. De la zona no tenemos ninguna queja, llegamos y un hombre muy amable le explicó a mis papás la normativa, les indico dónde estaban las bolsas de plástico y los cubos de agua para poder beber.
¡¡Volveremos, pero en otra época menos calurosa!!
como me gusta la playa!
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