En todas las casas hay pequeños tesoros heredados de las abuelas que puede ya no sirvan ni utilicemos como lo hicieron ellas en su día, pero que podemos adaptar a nuestros tiempos.
Como este par de patas de máquinas de coser antiguas que tiene mi madre en la terraza de la piscina y que con un trozo de mármol de una vieja cocina utilizamos como mesas. Una para dejar toallas, cremas y otros trastos de piscina y la otra para tomar el aperitivo o merendar mientras vigilamos el baño de los pequeños de la casa.
Estas patas se pueden encontrar en páginas tipo mil anuncios o casas de segunda mano. He visto anuncios en los que la gente las venden desde 30 euros hasta más de 75€, sólo el pie, pero si encima conservan la máquina pueden costar 400€. Nosotros no queremos venderlas, queremos seguir disfrutando de esta reliquia tan preciosa.
Por cierto, como ya he dicho muchas veces en estos post sobre decoración, todo lo que ven está hecho con las manitas de mi padre. Todo, piscina incluida. |
Siempre está el sobrino pesado que no para quieto con el piececito en la máquina y no para de hacer ruido, pero tiene encanto verdad? Aunque mi madre suele poner alguna cuerda para que los niños no jueguen con las patas y las estropeen o lo que es peor, se pillen algún dedo.
No son el mismo modelo, una es Naumann (mi preferida) y la otra tiene el mismo encanto pero es un poco más sencilla, es un pie de la máquina de coser Wertheim. Como os decía todo un tesoro vintage para decorar la terraza.
¿Os gustan este tipo de ideas para hacer una mesa? ¿Has utilizado algo peculiar o vintage como patas para una mesa?